Wewelsburg, centro de mando de las SS
Las SS , al mando de Heinrich Himmler, se hicieron con un castillo en ruinas en Westfalia. Este era el castillo de Wewelsburg, el cual fue comprado por Himmler en 1934 y fue adoptado como el centro de mando de las SS.
Las SS también contarán con castillos donde se fortalecerán física y espiritualmente, y en sus filas sólo serán admitidos aquellos jóvenes hayan probado su valía y adhesión al partido, habiendo militado ya sea en las Hitler- Jugend, SA o SS con mínimo de 4 años y haber cumplido sus obligaciones nacionales en la Arbeitsdienst y en la Wehrmacht.
El castillo de Wewelsburg se encuentra en una colina y data del año 1123, una vez que comenzaron las labores de restauración, las SS situaron ahí su centro de mando. Wewelsburg, junto a Castel del Monte, en Sicilia, son fortalezas construidas en lugares de poder e ideadas por geománticos. Tal como lo señalara Himmler, el castillo de Wewelsburg se erige como un centro del mundo, como un Omphalos.
Ya lo menciona Himmler en la conferencia de Paz de 1934, donde dice: “El mundo presenciará la resurrección de la vieja Borgoña, que fue antaño el país de las ciencias y de las artes y que Francia ha relegado al rango apéndice conservado en alcohol. El Estado soberano de Borgoña, con su Ejército, sus leyes, su moneda y su correo, será el estado modelo SS. Comprenderá la Suiza romana, la Picardía, la Champaña, el Franco Condado, el Hainut y el Luxemburgo. La lengua oficial será el alemán, naturalmente. El partido nacionalsocialista no tendrá allí ninguna autoridad. Solo gobernarán las SS, y el mundo quedará a un tiempo estupefacto y maravillado ante este Estado, en que se aplicará el concepto SS del mundo..” Toda esta visión surge de los ideales nacionalsocialistas de la exaltación nacionalista de la pureza aria, misma que se manifestaba en toda su extensión en las mismas SS, al seleccionar cuidadosamente a sus miembros, de manera que solo entraran, los miembros más puros y fuertes de las fuerzas germánicas.
Es un punto que reúne al hombre ario, purificado y redimido de su mezcla con las "razas animales" (judíos, a quienes también se les llamaba sub-humanos), con la Madre Tierra y el Cielo, reintegrándolo así en la unidad original, un ciclo que se había quebrantado a causa de su caída en la imperfección. En este caso, el vínculo Cielo-Hombre-Tierra que los seguidores völkisch anhelaban restablecer, debía realizarse con una estructura templaria (Wewelsburg) en la cual, mediante ejercicios rúnicos y una yoga aria, sería canalizada la fuerza cósmica que vinculaba al hombre con su propio medio biológico, social y espiritual.
Pero, en especial, el castillo Welwelsburg representa mucho más que el simple mando central de las SS. Toda su estructura en conjunto y los elementos interiores representan un ideal y una simbología que va más allá inclusive de las ideas nacionalsocialistas. La forma de Wewelsburg representa una flecha perpendicular al eje este-oeste, y se encuentra orientada en sentido sur-norte, de tal forma que la torre norte representa la punta de una flecha que apunta al norte, es decir al origen, a la cuna de la raza aria. En los planes de las SS, estaban construir otros edificios que rodearían al recinto principal. Todo el proyecto, según Kirsten John-Stucke, la historiadora responsable del conjunto arquitectónico, revela un aspecto.
De hecho, Wewelsburg en sí, podría ser una representación de la "Lanza de Longinos", la famosa lanza que según se presume poseía Hitler, y que le confería un enorme poder, por lo sagrado del objeto (La lanza de Longinos es aquella que hirió a cristo en un costado, estando en contacto con la sangre divina). El meridiano Sur-Norte del castillo de Wewelsburg, indican un retorno al origen Ario, con una dirección hacia el norte. Todo el proyecto en sí, del castillo de Wewelsburg, se puede ver desde una óptica más amplia como una flecha, un vector que apunta hacia el origen Ario. Se trata de la representación grálica del Regressus ad uterum: una lanza fálica que penetra el vientre de la madre tierra, la cual representa el elemento femenino del universo y engendrando a la raza aria, determinando así un ciclo, una renovación y un nuevo orden biológico para el mundo.
En específico, la torre norte de Wewelsburg, deja ver una estructura realizada por los arquitectos de las SS, según un diseño muy preciso que de igual manera manifiesta una intención oculta esotérica. A nivel de la tierra se encuentra la GruppenführerSaal, una sala circular con doce columnas y una rueda solar en el centro de la misma donde parten doce rayos formados cada uno por dos runas Sieg (Victoria), las cuales también se encuentran en el símbolo de las SS y juntas y colocadas de la manera precisa forman la svástica. Justamente debajo de esta GruppenführerSaal, está una cripta llamada Walhalla (como la morada de Odín, en la mitología nórdica, a donde van los guerreros muertos en batalla para prepararse para el ragnarok, el destino de los dioses, la última batalla entre las fuerzas del bien y las fuerzas de la oscuridad) en la cual se encuentran doce asientos de piedra y un círculo central, que también está limitado por un muro de igual manera circular. En el techo, se encuentra una svástica que representa los motivos florales que crean un efecto de eco, que únicamente es audible para los que se encuentran en el círculo sagrado. A medida que los integrantes del círculo íntimo de las SS morían, se quemaba su escudo de armas que, junto con sus cenizas, era colocado en una urna sobre una de las peanas, donde era venerado.
Así, podemos observar el simbolismo, doce rayos, doce asientos abajo en la cripta, doce Gruppenführer. No es un asunto difícil comprender la causa de la repetición de este número simbólico si se tiene en mente las ideas de Von Liebenfels y Von List. Tanto la ariosofía, como las doctrinas teosóficas, pregonan que existe en el mundo un núcleo de iniciados que, desde un centro esotérico (y es por esto que Wewelsburg se encuentra en un sitio de poder), dirigen el mundo espiritualmente. Así, los nacionalsocialistas, querían recrear sobre la tierra el modelo espiritual. Bajo este escenario se puede hablar de Wewelsburg, como de un centro del mundo, donde las ceremonias del calendario sagrado germánico renovaban el pacto entre el hombre y el ser superir en cada fin de ciclo.
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